El proyecto CLIMAR defiende la noción de que la universidad es fundamental a la hora de liderar los planteamientos multipartitos de la sostenibilidad medioambiental y el turismo, reconociendo los distintos enfoques y prioridades, así como las presiones económicas. El consorcio representa a universidades regionales de diferentes capacidades en una amplia gama de áreas impulsadas por el turismo, cuyas características de vulnerabilidad son similares. Se espera que el proyecto responda a sus necesidades no sólo en cuanto a la creación de capacidad de investigación multidisciplinar, sino también en cuanto a la vinculación de la investigación con la sostenibilidad social y económica de sus regiones.

La relación entre turismo y cambio climático es recíproca. Por un lado, el cambio climático afecta al lugar, el momento y la naturaleza del turismo (IPCC, 2014), por lo que se necesitan medidas de adaptación; y por otro, el turismo contribuye al cambio climático, principalmente debido a las emisiones del transporte aéreo (Lenzen et al., 2018) y se necesitan estrategias de mitigación. Por lo tanto, hacer frente al cambio climático es un requisito previo para el turismo sostenible (Scott, 2011).

Existen muchas diferencias en la naturaleza de las sensibilidades climáticas en relación con el turismo. Esto se debe a la complejidad y heterogeneidad de la actividad turística, por ejemplo, los múltiples subsectores, la diversidad de motivaciones y pautas de viaje de los turistas y la amplia gama de segmentos de mercado (Scott & Limeiux, 2010). El turismo de sol, playa y mar es uno de los tipos de turismo más vulnerables (Santos-Lacueva et al., 2017) y las regiones del Caribe y el Mediterráneo -ambas objetivo del proyecto CLIMAR- son puntos clave que la OMT y el PNUMA (2008) identifican como altamente vulnerables al cambio climático. Aún más crítico es el caso de las islas (IPCC, 2014) debido a la alta exposición y sensibilidad de estos territorios. Las zonas de montaña también son vulnerables al cambio climático (Pons et al., 2015), destacadas por los deportes de invierno y las atracciones naturales.

México, Colombia y Panamá dependen socioeconómicamente del turismo costero. Se enfrentan a la subida del nivel del mar, la erosión de las playas, fenómenos meteorológicos extremos, la proliferación de sargazos y el blanqueamiento de los arrecifes, entre otros (Santos-Lacueva et al., 2019). El turismo costero es también el producto más relevante en la región mediterránea; España e Italia están sufriendo, por ejemplo, la erosión de las playas, el aumento de las temperaturas, las olas de calor y la escasez de agua (IPCC, 2014). También se abordan en este proyecto ejemplos de amenazas del cambio climático para el turismo en destinos de montaña en Argentina, Colombia, España e Italia, como la reducción de los glaciares, la disminución de las precipitaciones de nieve para los deportes de invierno o los corrimientos de tierra. La especial vulnerabilidad de las islas al cambio climático queda ilustrada por las Islas Canarias e Irlanda (Belle & Bramwell, 2005; Uyarra, 2005), también objetivo de CLIMAR.

Dependiendo de sus peculiaridades contextuales, los destinos afrontan el turismo y el cambio climático de diferentes maneras (Santos-Lacueva et al., 2019). CLIMAR aborda diversos contextos sociopolíticos y físicos que requieren estrategias sólidas en materia de cambio climático y turismo (CC&T). Estas estrategias exigen acciones multidisciplinares e internacionales basadas en la investigación, así como una enseñanza orientada a la resolución de problemas y un desarrollo profesional continuo. De ahí que CLIMAR identifique a universidades de México, Colombia, Argentina, Panamá y Europa como actores primarios en el abordaje de los retos de la CC&T, y como influenciadores de las estrategias regionales y nacionales.

La composición del consorcio CLIMAR responde a las lagunas regionales de conocimiento identificadas en el Caribe y Sudamérica, así como a la necesidad de reforzar las capacidades universitarias en investigación y docencia en este campo.

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